Una sociedad no es mejor que sus bosques.
W.H. Auden
Martín Chico fue un precursor de
las corrientes pedagógicas modernas. Al parecer, quedó impactado por la
extendida e intensiva práctica que a finales del siglo XIX llevó a media España
a roturar todo monte disponible (e ‘inservible’) para ganar tierras de cultivo.
Pero sobre todo, debió de ser un gran maestro de escuela: paseos, excursiones y
cuadernos de campo fueron su particular método de ‘aprender haciendo’, que más
tarde heredaría la Institución Libre de Enseñanza. Su libro más famoso es ‘Mi
amigo el árbol’, publicado en 1910, y que gracias a ARBA
(Asociación para la Recuperación del Bosque Autóctono) fue reeditado en
facsímil en 2005.
Sin saberlo, ese libro despertó
la curiosidad de un niño, curiosidad que se transformó en vocación y en un
profundo amor hacia las plantas, hasta convertir a ese adulto en profesor de
micología, profesor que quiere extender ese legado que él recibió a niños y
niñas como él lo fue. Ese profesor es Juan Andrés Oria que, como ya
os contamos en la entrada anterior, se ha ofrecido a impartir una
breve y didáctica charla en los centros de la red de Escuelas para la Sostenibilidad,
como complemento a la adhesión de nuestro programa a La Gran Bellotada Ibérica.
En el CEIP La Cañada han hecho bombas de semillas que han lanzado por los montes de Ampudia, a ver qué pasa cuando 'exploten'... |
Plantones para el arboreto del CEIP La Valdavia. |
Cartel y noticia en prensa de la bellotada convocada por el CEIP Las Rozas. |
Cada centro ha tenido libertad
para plantear y organizar su plantación, y así la casuística que tenemos es tan
variada que va del arboreto que han reproducido en el patio del colegio de
Buenavista de Valdavia con las especies autóctonas más representativas, a las bombas de semillas
que han lanzado niños y niñas de La Cañada en los montes de
Ampudia, hasta casi convertirse en una brigada repobladora en el colegio Las
Rozas de Guardo, consiguiendo –con la implicación de familias y organizaciones
conservacionistas locales- en sendas jornadas sembrar nada menos que… ¡¡¡20.000
bellotas!!!
Cartel y semilleros acondicionados en el IES Guardo. |
Instrucciones para plantar fresnos, CEIP Villa y Tierra. |
Frutales junto al huerto del CEIP Marqués de Santillana, de Carrión de los Condes. |
En Saldaña, la muchachada del
colegio Villa y Tierra ha plantado fresnos en una zona de ribera aledaña a la
ermita del Valle, mientras un rico intercambio de edades entre 1º y 6º de primaria
del colegio Maristas plantó 200 bellotas en el monte El Viejo. En Carrión de
los Condes, cada curso del colegio Marqués de Santillana ha apadrinado un frutal
junto a su huerto escolar; en Palencia, su
tocayo y el Santo Ángel también han optado por el apadrinamiento de bellotas en
su patio, para transplantarlas cuando germinen en algún monte o parque urbano.
En Paredes de Nava plantarán diferentes variedades por todo el casco urbano del
municipio, con el compromiso de cuidado de pequeñas tiendas y establecimientos,
especialmente, en las etapas iniciales de arraigo. Y jóvenes de 1º ESO del IES
Guardo han plantado alrededor de 100 bellotas recogidas en familia, que tendrán
a su cargo durante el curso hasta plantarlas el año que viene, en que pasarán
el testigo de esta recién inaugurada tradición al alumnado del curso siguiente.
Semilleros en el CEIP Marqués de Santillana (Palencia). |
Bellotada en el Monte El Viejo, Colegio Marista. |
Juan Andrés dando instrucciones para la plantación en el patio del colegio Santo Ángel, de Palencia. |
Fruto de aquella curiosidad, de la experiencia y de las ganas de transmitir sus conocimientos y entusiasmo, Juan Andrés ha publicado un libro, vástago del que a él estimuló pero nombrado en plural. Ayer, en la Comisión Ambiental de un colegio, una de las niñas que participó en la plantación tras su charla, nos compartía que lo que más le había impresionado es que “él plantó una bellota de pequeño y ahora es un roble”. No se sabe si es pecar de ingenuidad o de optimismo irracional, pero… ¿qué nos despierta el contacto con la naturaleza? Quizá desde la infancia sepamos de forma instintiva, casi atávica, que formamos un todo, que es una cuestión de supervivencia cuidarnos la piel, la nuestra, y esa piel roturada de una tierra que un día nos volverá a absorber.
El libro de Juan Andés y las fantásticas ilustraciones de Rocío Silva ampliadas. |
Continuará…
No hay comentarios:
Publicar un comentario