lunes, 16 de julio de 2018

Uno no escoge*



Ya está aquí la lentitud del verano o, al menos, a mí eso siempre me parece, que a partir de julio el tiempo se estira –quizá no tanto como en la niñez-, pero algo hace que las horas nos mezan hasta volver al frenesí de septiembre.

En esta red hemos cerrado el curso en Valsaín, el hogar del Centro Nacional de Educación Ambiental (CENEAM), que siempre acoge por estas fechas el Simposio de Docentes de ESenRED. Se necesitaría mucho más que un blog para resumir lo que dieron de sí los intensos tres días que pasamos allí. Se abrieron con una charla en la que Yayo Herrero trató de hilvanar los ‘lazos rotos’ que, a su juicio, manifiestan la política, la economía o la cultura, al pasar por alto, no ya los límites físicos del Planeta, sino la dependencia que tenemos de los soportes vitales que nos sustentan y de los cuidados que otras personas nos provean. No es fácil hilvanar el discurso ambiental con una mirada de género desde los ‘días de…’, los talleres puntuales y el tratamiento de cualquier tema desde áreas dispersas y hasta separadas. Por eso, desde FUHEM se han propuesto dar otro enfoque a la educación y están elaborando un currículo ecosocial –que, en breve, estará disponible en su web- para tratar de trasformar en profundidad lo que sucede en las aulas.

Toni Aragón, a quien ya conocéis personalmente, fue el encargado de cerrar el Simposio, recordándonos que no somos tan racionales como quisiéramos ni tan poco emocionales como creemos. La buena noticia es que la mezcla de ambas constituye esa forma de pensamiento, la intuición, que ya Spinoza consideró la más elevada. Otra cosa es que resulte más o menos complicado ponerla en práctica y, sobre todo, tenerla en cuenta a la hora de establecer estrategias de persuasión en nuestro ámbito de trabajo.

Y entre ambas ponencias sería imposible resumir los talleres y los intercambios de experiencias que compartimos. Desde por qué la muerte masiva de gallipatos en unas lagunas de Albacete ejemplifica la complejidad de los problemas ambientales, a un parkour en el patio de un colegio que se ha convertido en el ‘salto’ para la motivación e integración de adolescentes migrantes; de la cantidad de ‘esclavos energéticos’ que necesitaríamos si, virtualmente, tuvieran que pedalear para generar a través de la dinamo de una bicicleta la energía que consumimos, a cuestionarnos cómo es posible que distingamos antes los símbolos de renombradas marcas que las hojas de los árboles que nos rodean; de plantearnos qué se esconde tras el actual modelo de producción de alimentos, a emocionarnos con los caminos largos, como el de Ítaca, de Kavafis, para poder cumplir –aunque no escojamos- nuestro deber de amor.


*Título de un poema de Gioconda Belli, poeta, novelista y activista nicaragüense, en estos días inciertos para su patria…