viernes, 26 de octubre de 2018

El cambio no está por venir



En un libro de Junot Díaz que leí hace años, la voz omnisciente que narra la historia dice en un momento que “los cambios que esperamos nunca son los que lo cambian todo”. Y creo que es cierto. Lo que pasa es que, cuando nos da por ponernos catastrofistas, si escuchamos una frase tan grandilocuente, tendemos a pensar que esos cambios serán para peor y, quién sabe, a lo mejor estamos errando, y mucho, en las perspectivas que tenemos por delante. Podemos pensar entonces que la mejor opción es ser realistas, pero aunque sea duro tener esperanzas, no nos podemos permitir optar por la realidad. ¿Por qué? Porque es esta la que nos delimita los marcos de actuación, las lógicas de pensamiento… y si adaptamos nuestras estrategias a esa realidad, tendremos muy poco margen para transformarla, para construir otra realidad.


Sabéis que la semana pasada una delegación de Escuelas para la Sostenibilidad viajó a Alcaraz (Albacete) para participar en la IV Confint Estatal, o sea, la Conferencia ‘Jóvenes Cuidemos el Planeta’. Y creo que no me equivoco si os digo que venimos todo el mundo encantado. Mientras docentes y técnicas conocíamos Los Batanes o el rico patrimonio cultural de Alcaraz, en torno a 120 escolares de diferentes territorios se han mezclado, han compartido los procesos de mejora ambiental en sus centros, han trabajado de forma secuencial durante tres días para analizar un problema en el entorno de Alcaraz, reflexionar sobre su relación con otros impactos a escala global y, lo más importante, se han traído de vuelta un compromiso que poner en práctica en su centro para mitigar de alguna manera dicho problema.


Y además de todo esto, que es muchísimo, se han reído, han llorado, se han emocionado y nos han hecho emocionarnos a quienes ya tenemos edad para que el cinismo, a veces, se nos cuele un poco por las costuras. En esta entrevista a Fidel González, uno de los científicos españoles que forma parte del IPPC (Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático), nos alerta sobre los márgenes que vamos estrechando, sobre cómo se van reduciendo las posibilidades de retornar a un escenario manejable y habitable en tanto no vayamos tomando medidas contundentes para minimizar emisiones y mitigar, que no eludir, un cambio climático que no está por venir sino que ya es un hecho. Y cierra la entrevista invitándonos a la responsabilidad de elegir a líderes que sean capaces de asumir decisiones inaplazables.

Pero hay otro hecho, igualmente contundente, con el que prefiero quedarme. Siendo docentes, ni os tengo que contar lo complicado que es que todo salga bien en el festival de Navidad o en la obra de final de curso. Pues no sé cómo ni de dónde salió el talento, pero ese grupo de 120 escolares nos regalaron como despedida y cierre del encuentro un baile o performance de lo más alegórico para repensar lo que le estamos haciendo al Planeta y, aunque sea una obviedad no viene mal recordarlo, a la propia humanidad.

Unos minutos antes de cerrar el evento con esa danza, cada grupo compartió las conclusiones de su trabajo y las propuestas de acción que se llevaban de vuelta. Uno de los adolescentes puso el broche final y en su breve discurso se notaba un tono de hartazgo, en el buen sentido, se entiende: nos apelaba a la gente mayor que tenía delante a que dejemos de repetir banalidades, como que la juventud es el futuro y el cambio está por venir, frases que por repetidas suenan casi huecas. No, nos dijo. “Los jóvenes somos el presente, y el cambio no está por venir, somos nosotros.” Y nos quedó claro, creo, que estábamos ante líderes que ya estaban tomando decisiones y transformando la realidad.


Si queréis ver fotos y vídeos de todo el evento podéis ir a este enlace o entrar en esta aplicación, si ademáis queréis los comentarios de cada actividad.


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