Hace algo más de dos meses os
contaba las visitas que había hecho por los coles de la provincia.
El caso es que, en estos tiempos acelerados que vivimos, nos quedamos, precisamente,
sin tiempo para las cosas importantes. Se te ‘enciman’ las tareas y, en tanto
no desarrollemos el don de la ubicuidad –para otra vida, tal vez…- nos perdemos
los pequeños acontecimientos que le dan sentido a nuestros quehaceres.
En aquella ocasión, la comisión ambiental de Buenavista de
Valdavia quedó en organizar una jornada festiva para pedir ayuda a la gente
grande en transformar su patio a su gusto y medida. Pero llegó mayo, cierre de
curso y de proyectos, y pese a recibir la invitación formal –en nuestra feria
anual, celebrada en Saldaña, me lo recordaron- no pude asistir. Ayer recibí un
correo de Aroa, la maestra que coordina este programa en el centro.
Niños y niñas escribieron una carta a sus familias para
convocarles a una reunión, en la que les contaron sus ideas para hacer del
patio un sitio más bonito, y les pidieron ayuda para conseguir diversos tipos
de materiales, usar herramientas y poder fabricar bancos o jardineras. Las
familias salieron encantadas de la reunión y acordaron fijar una fecha que
garantizara la mayor asistencia posible. Ese día fue el pasado viernes, 7 de
junio, a las 15:30h. La jornada fue un éxito porque acudieron prácticamente
todas las familias –incluidas las que ni
siquiera residen en el municipio- y, organizándose peques y grandes
en tres grupos, lijaron, cortaron, montaron y pintaron unos bancos estupendos aprovechando
palés de madera, prepararon la tierra y pudieron pintar algunos maceteros
reutilizando neumáticos.
Me cuenta que lo pasaron fenomenal, que el AMPA preparó una
merienda bien rica para reponer fuerzas y que el patio ha quedado muy chulo.
Pero, lo más importante, es que ahora todo el mundo está muy motivado –no solo
niños y niñas- y que surgieron muchas más ideas para seguir mejorando el patio
entre toda la comunidad. Afortunadamente, en este patio no creo que sea
necesario darle un enfoque
de género a la remodelación, más que nada, porque los diecisiete
alumnos y alumnas que van al colegio juegan juntas y revueltos, y no hay riñas
ni enfados.
Pero el hecho de que se paren a pensar en sus gustos, en que
a edades diferentes, a lo mejor, les apetece hacer cosas distintas, en que cada
día cada cual tiene su humor –y un día te apetece jugar a la pelota, pero otro
trepar o, quién sabe, potenciar tus habilidades artísticas o, simplemente,
sentarte y charlar, o no…- hace que sean ellos y ellas, criaturas a las que, en
ocasiones, se les niega el criterio, quienes se den cuentan de que sus espacios
son, pueden ser y merecen ser más bellos, coloridos, diversos, inclusivos,
facilitando la convivencia, la cooperación y el cuidado mutuo. En el primer
espacio de socialización de la infancia, esta merece aprender, entre otras
cosas, que la estética también es una cuestión ética.
De vez en cuando la vida
nos besa en la boca
y a colores…
nos besa en la boca
y a colores…
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