Febrero nos ha dejado una media de temperaturas máximas 7º C
más altas que el mismo mes del año pasado, lo que apunta a que, si bien 2016
sigue siendo el año más caluroso desde que se tienen registros, 2019
pueda superar este récord. También es cierto que el refranero
popular nos dice que “en febrero busca la sombra el perro”, o sea, que no es raro
que a estas alturas del año, los contrastes de temperatura en un mismo día sean
grandes, o dicho de forma sencilla, a mediodía nos sobra la chaqueta, pero a la
noche te pelas de frío. Este mes es conocido como ‘febrerillo el loco’, con lo
cual no es extraño que todo el mundo haya recordado, mientras tomaba algo en
una terraza, que hacía solo un año media España estaba cubierta de nieve.
Más allá de dichos populares, lo que a nadie se le escapa es
que el cambio climático es un hecho irrefutable. Y a quien menos le pasa
desapercibido es a esa juventud que empezó movilizándose los viernes, con paros
en sus institutos, y ha
conseguido organizarse en una suerte de huelga global ’15M-Climático’.
Durante la ‘guerra fría’ hubo una sobreabundancia de novelas y películas de
ciencia ficción –algunas de dudosa factura-, en que las invasiones extraterrestres
eran una evidente metáfora ante la amenaza nuclear.
Si hubiese vida inteligente más allá de nuestro Planeta –a veces
me pregunto si queda algo de ella en este…-, y les diera por invadirnos,
seguramente sus advertencias irían por otro camino. Sin intención de mirarnos
el ombligo a los territorios más afortunados del globo, resulta que en Europa la
contaminación atmosférica es ya responsable de más muertes que las que causan
el tabaco o los accidentes de coche. Quienes vivimos en ciudades atestadas
de tráfico -¿y cuál no lo es ahora?- convivimos con enemigos invisibles, las partículas
PM 2,5, tristemente famosas estas semanas de situación anticiclónica, en las
que en ausencia de viento, algunas ciudades se han visto obligadas a aplicar
sus Protocolos
contra la Contaminación.
Y
si solo fuera el cambio climático… En nada entramos en un ciclo
electoral sin precedentes en nuestro país: el adelanto de las elecciones
generales, nos deja un escenario en el que, sin apenas digerir sus resultados –sin
duda, determinantes para la tendencia de voto en otras instituciones-, estaremos
de nuevo en campaña. A mí siempre me entra la duda de quién se lee a fondo los
programas, más allá de frikis (tengo un amigo que lo hace y, además, con
comparativas por temas) y dirigentes de campañas electorales. Pero, desde este
foro que, aparentemente, no tiene nada que ver con estos temas, me voy a
atrever a invitaros a hacerlo y a sospechar, sí, simplemente eso, sospechar, de
cualquier opción política que no contemple medidas rotundas y complejas frente
a estos grandes desafíos.
Miguel Delibes, el ilustre escritor meseteño, decía que
desconfiáramos de quienes presentan soluciones sencillas a problemas complejos.
Hoy, Miguel Delibes de Castro, hijo del escritor y director durante años de la
Estación Biológica de Doñana, y heredero de su reciedumbre castellana, lo dice
bien claro: “Os vamos a dejar una Tierra peor que la que recibimos a vuestra
edad. Corregidnos.”
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