viernes, 8 de febrero de 2019

Prehistoria, ODS y recursos educativos



¿Se pueden ‘promover sociedades pacíficas’ y vender armas a los actores involucrados en guerras? ¿Cuánta verdad esconde hablar de ‘poner fin a la pobreza’ y bloquear la lucha contra el fraude y la evasión fiscal? ¿Es compatible un desarrollo llamado sostenible con la promoción del comercio internacional?

Claro que hay motivos para alabar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, básicamente, porque si los Objetivos de Desarrollo del Milenio sirvieron de telescopio a los países del norte para mirar –y ver- a los países del sur global, los ODS les ponen un espejo para repensar sus políticas; porque abrazan una suerte de alianza global, donde no solo los estados, sino la sociedad civil y el sector privado tienen un decisivo papel en su consecución; porque integran las dimensiones económica, social y ambiental, y asumen que la lucha contra el cambio climático o la desigualdad han de ser estrategias globales; o porque, por primera vez, se reparten responsabilidades, distinguiendo entre las ‘comunes pero diferenciadas’, las ‘internacionales’ y las ‘obligaciones extraterritoriales’.

Ahora bien, tampoco hace falta ser un lince ibérico para darse cuenta de un simple vistazo de que, para empezar, no son vinculantes –con lo que produce sonrojo que hayan firmado estados que incumplen tratados internacionales, que sí lo son, y los hay que van a la contra de evidencias científicas-; para continuar, apuntan a las consecuencias, y no a las causas, como si la pobreza, la desigualdad o hasta el cambio climático fueran maldiciones bíblicas contra las que tenemos que luchar; y para terminar, resulta cachondo que amplíes objetivos, respecto a los ODM, y te casques una inflación de metas –hasta 169, ahí es nada, siendo muchas de ellas viejas promesas incumplidas, como aumentar el porcentaje del PIB dedicado a Ayuda Oficial al Desarrollo, que se fijó en el famoso 0,7% nada menos que en 1970- cuando sabes que uno de los hándicaps, además de la falta de datos, es el sindiós de los medios de verificación para según qué indicadores. Pero lo más chanante de todo es que una ‘agenda global’ se convierta en un desagüe por el que se nos cuela todo, desde derechos humanos a criterios ambientales, dando un papel preponderante –sin decirlo- a transnacionales y organismos multilaterales, y eximiendo a los estados de sus responsabilidades en, por ejemplo, el acceso al agua o a la educación, y relegándolos casi al papel de meros fedatarios frente al dinamismo del sector privado.

Vamos, que no sé si es todo prehistórico, pantagruélico o chiripitifláutico, pero como este es un blog para animaros y, sobre todo, ayudaros a trasladar la sostenbilidad a vuestras aulas, no sé si en la primera parte de esta entrada lo he conseguido, pero me voy a esforzar en el hueco que me queda. Antes de nada, os propongo un ejercicio: si os parece que he sido muy exagerada, os invito a leer, primero, esta revisión crítica de los ODS, y después, que os descarguéis el documento ODS. ¿Por qué son importantes?, que aparece en la parte superior derecha de la web. Os agradecería que hasta comentarais qué os parece, no sea que yo tenga un día escéptico, o hasta cínico, pero el calificativo de naif se me queda corto.

Bueno, pues al lío. Que no quería yo tanto hablaros de los ODS como de los estupendos recursos disponibles en la red para trabajarlos en centros educativos. Para arrancar, en este blog del Centro Nacional de Innovación e Investigación Educativa (CNIIE), que la mayoría conoceréis, podéis descargaros sendos materiales didácticos: para primaria, la cosa se centra en la importancia de la educación, de calidad y con igualdad de oportunidades, en tanto en secundaria se abordan los 17 objetivos desde los ámbitos socio-lingüístico y científico-técnico.

Esta Guía para trabajar los ODS desde las aulas os ofrece actividades, dinámicas y un montón de recursos para primaria y secundaria, y de bola extra os reta a un desafío. Y aunque no están todos y es un material orientado a secundaria ¡Tú también eres parte! es una unidad didáctica con fichas para algunos de los ODS.

Y si queréis trabajar los ODS vinculados a igualdad, alimentación y ciudades desde una perspectiva de género, atentas a esta maleta feminista, que aborda desde los cuidados, pasando por la soberanía alimentaria o la apropiación de la ciudad. O esta otra unidad didáctica que se centra en la lucha contra la desigualdad de género desde la escuela, la familia y la sociedad.

Si queréis tener otras visiones de la sostenibilidad –no tan liberalizadas como la de la agenda oficial de los ODS- os recomiendo cambiar de gafas para ver el mundo. Y como hay tantas educaciones como calificativos se nos vayan ocurriendo, os dejo este vídeo, que habla sobre la pertenencia, la interdependencia, la solidaridad y la capacitación para la acción. Porque como decía Paulo Freire, “hay muchas educaciones, pero no todas son liberadoras”…





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