Comienza el curso con ese tipo de noticias que te arreglan
el cuerpo: la subida de la luz en torna a un 10%.
Hace tiempo se decía que la prima a las renovables era el motivo por el que se
encarecía la factura. Pero por excusas, que no quede: que viene un año seco y
no hay agua en los pantanos, ah, pues será por eso; que en Francia entra en
paro alguna central nuclear, la subida es porque crece la demanda... El caso es
que este año ha sido especialmente lluvioso: en julio, por ejemplo, hubo un
157% más de producción hidroeléctrica que en el mismo mes del año anterior y,
sin embargo, el precio de la energía de aquel mes se saldó con 48,63€ MW/h,
mientras que el pasado julio hemos pagado el megawatio hora a 66,88€… ¿alguien
lo entiende?
Ahora parece que la causa radica en que los precios de
materias primas, como el carbón y el gas –que alimentan las centrales térmicas convencionales
y las de ciclo combinado-, se han disparado en el mercado internacional. Y para
rematar de complicar el asunto, resulta que también han subido los derechos de
emisión de CO2 que las compañías pagan en el mercado mayorista y que
se repercute en nuestras facturas. La cosa está tan caliente, que la próxima
semana comparecerá en el Congreso la ministra para la Transición Ecológica,
Teresa Ribera, para anunciar los planes del gobierno en aras de contener esta
subida de precios, entre ellos, cómo desligar de la factura final los costes
del CO2.
Si la mayoría de mortales necesitaríamos dos vidas solo para
entender el recibo que nos llega a casa, no es de extrañar que pensemos aquello
de que ‘no hay nadie al volante’ al ver cómo suben y bajan los precios de la
electricidad como si de una montaña rusa se tratase. Pero sí que lo hay…
Pese a la liberalización del mercado eléctrico es fácil
deducir que sigue existiendo de facto
un oligopolio formado por las grandes compañías del sector, o sea, Iberdrola,
Endesa y Naturgy (surgida de la fusión entre Gas Natural y Unión Fenosa). Por
este motivo, hace algo más de un año, la Plataforma por un Nuevo Modelo Energético
lanzó la campaña #UnMillónSeSale para animar a la
ciudadanía a contratar los servicios a través de las pequeñas comercializadoras
y cooperativas que –aprovechando, precisamente, la liberalización del mercado-
han ido surgiendo en todo el territorio y que, no solo impulsan el ahorro y la
eficiencia energética, sino que garantizan un abastecimiento a partir de energías
renovables y, con su crecimiento y el aumento de la demanda de este tipo de
fuentes, empujan a que todo el sistema eléctrico bascule hacia su incremento.
Estas iniciativas surgen por tres motivos fundamentales: por
entender que la energía es un bien básico de primera necesidad; al asumir que
en un contexto de cambio climático un modelo energético basado en combustibles
fósiles es insostenible; y para convertir el acceso a la energía en una
herramienta de participación e incidencia política. EnergÉtica
es una cooperativa que en apenas cuatro años de existencia ha superado ya los
1000 contratos y ha recibido el Premio a la Mejor Iniciativa Cooperativa 2017 de
Castilla y León.
Bienes comunes, sostenibilidad, participación, supongo que
os suenan. ¿Os imagináis decidir en asamblea el precio de la electricidad que
consumís? Pues eso, llámadlo energía…
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