Imagen de una
de las presentaciones de la Jornada ‘Entornos Escolares Saludables’,
tomada del
blog
Salud Pública y Otras Dudas.
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El equipo MICOS –formado por dos arquitectas y un ecólogo
paisajista- hizo, en primer lugar, un diagnóstico de los patios, que
se podría resumir en que “son espacios simplificados y homogéneos, carentes de
relieve, sombra y vegetación, donde el único espacio de juego provisto es el
deportivo competitivo. La
consecuencia de estos patios es la exclusión, de género, de capacidades e
intereses. En ellos se desincentiva la actividad física no estructurada
y la interacción social, frenando el desarrollo psico-físico de niños y niñas.”
Es fácil deducir que, aunque el tamaño en este caso sí
importa –dado que más espacio promueve mayor actividad física -, es aún más
importante su calidad, con diferentes equipamientos, espacio verde… que
faciliten un desarrollo integral (físico, mental, cognitivo y emocional), al
potenciar habilidades e intereses diversos y una mayor autonomía de los y las
menores en la gestión de su tiempo de ocio.
Este estudio preliminar sirvió para elaborar, un año
después, la Guía de Diseño de Entornos Escolares,
estructurada en tres bloques: criterios de intervención, ejemplos de aplicación
de la metodología, y una caja de herramientas que, salvando las diferencias,
sean de utilidad a quienes quieran aplicarla a otros espacios y procesos.
En estos procesos es deseable que esté implicada toda la
comunidad educativa, incluidas las familias. Pero está claro que lo que se
pretende es incentivar la participación de niños y niñas. Una de las personas
que más ha trabajado –en sus múltiples facetas como docente, investigador,
divulgador y dibujante- a favor de la ciudadanía plena de niños y niñas es
Francesco Tonucci, autor de todo un clásico que no debería faltar en nuestras
estanterías, ‘La ciudad de
los niños’. Su lema es bien sencillo y en torno a él ha girado su proyecto: si una
ciudad es adecuada para niños y niñas, es una ciudad buena para todo el mundo.
“Los maestros deberían aprovechar los momentos de libertad
y juego de los chicos para observarlos, ver los aspectos de su carácter y las
actitudes que normalmente en clase no se revelan, no para usarlas contra ellos, sino para conocerlos más."
Francesco Tonucci.
La escuela absorbe gran parte del tiempo de niños, niñas y adolescentes, pero no constituye en exclusiva su geografía vital: su familia, su historia, su barrio. Esta primavera se ha celebrado en Pontevedra la I Bienal
Internacional de Educación en Arquitectura para la Infancia y la Juventud,
un intercambio de experiencias para reconocer el potencial transformador que
tienen los proyectos educativos en los que las herramientas arquitectónicas y
artísticas son solo el medio para conseguir espacios urbanos más aptos, más
habitables, más seguros… Como veis, este es un viaje de ida y vuelta, de la
ciudad al colegio y de la escuela al barrio, en el que tenemos que encontrar
fórmulas que hagan ganar en autonomía y protagonismo a sus habitantes más
vulnerables.
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