miércoles, 5 de febrero de 2020

Germinar


Una sociedad no es mejor que sus bosques.
W.H. Auden




Martín Chico fue un precursor de las corrientes pedagógicas modernas. Al parecer, quedó impactado por la extendida e intensiva práctica que a finales del siglo XIX llevó a media España a roturar todo monte disponible (e ‘inservible’) para ganar tierras de cultivo. Pero sobre todo, debió de ser un gran maestro de escuela: paseos, excursiones y cuadernos de campo fueron su particular método de ‘aprender haciendo’, que más tarde heredaría la Institución Libre de Enseñanza. Su libro más famoso es ‘Mi amigo el árbol’, publicado en 1910, y que gracias a ARBA (Asociación para la Recuperación del Bosque Autóctono) fue reeditado en facsímil en 2005.


Sin saberlo, ese libro despertó la curiosidad de un niño, curiosidad que se transformó en vocación y en un profundo amor hacia las plantas, hasta convertir a ese adulto en profesor de micología, profesor que quiere extender ese legado que él recibió a niños y niñas como él lo fue. Ese profesor es Juan Andrés Oria que, como ya os contamos en la entrada anterior, se ha ofrecido a impartir una breve y didáctica charla en los centros de la red de Escuelas para la Sostenibilidad, como complemento a la adhesión de nuestro programa a La Gran Bellotada Ibérica.

En el CEIP La Cañada han hecho bombas de semillas que han lanzado
por los montes de Ampudia, a ver qué pasa cuando 'exploten'...

Plantones para el arboreto del CEIP La Valdavia.

Cartel y noticia en prensa de la bellotada convocada por el CEIP Las Rozas.

Cada centro ha tenido libertad para plantear y organizar su plantación, y así la casuística que tenemos es tan variada que va del arboreto que han reproducido en el patio del colegio de Buenavista de Valdavia con las especies autóctonas más representativas, a las bombas de semillas que han lanzado niños y niñas de La Cañada en los montes de Ampudia, hasta casi convertirse en una brigada repobladora en el colegio Las Rozas de Guardo, consiguiendo –con la implicación de familias y organizaciones conservacionistas locales- en sendas jornadas sembrar nada menos que… ¡¡¡20.000 bellotas!!!

Cartel y semilleros acondicionados en el IES Guardo.

Instrucciones para plantar fresnos, CEIP Villa y Tierra.

Frutales junto al huerto del CEIP Marqués de Santillana,
de Carrión de los Condes.

En Saldaña, la muchachada del colegio Villa y Tierra ha plantado fresnos en una zona de ribera aledaña a la ermita del Valle, mientras un rico intercambio de edades entre 1º y 6º de primaria del colegio Maristas plantó 200 bellotas en el monte El Viejo. En Carrión de los Condes, cada curso del colegio Marqués de Santillana ha apadrinado un frutal junto a su huerto escolar; en Palencia, su tocayo y el Santo Ángel también han optado por el apadrinamiento de bellotas en su patio, para transplantarlas cuando germinen en algún monte o parque urbano. En Paredes de Nava plantarán diferentes variedades por todo el casco urbano del municipio, con el compromiso de cuidado de pequeñas tiendas y establecimientos, especialmente, en las etapas iniciales de arraigo. Y jóvenes de 1º ESO del IES Guardo han plantado alrededor de 100 bellotas recogidas en familia, que tendrán a su cargo durante el curso hasta plantarlas el año que viene, en que pasarán el testigo de esta recién inaugurada tradición al alumnado del curso siguiente.

Semilleros en el CEIP Marqués de Santillana (Palencia).

Bellotada en el Monte El Viejo, Colegio Marista.

Juan Andrés dando instrucciones para la
plantación en el patio del colegio Santo
Ángel, de Palencia.

Fruto de aquella curiosidad, de la experiencia y de las ganas de transmitir sus conocimientos y entusiasmo, Juan Andrés ha publicado un libro, vástago del que a él estimuló pero nombrado en plural. Ayer, en la Comisión Ambiental de un colegio, una de las niñas que participó en la plantación tras su charla, nos compartía que lo que más le había impresionado es que “él plantó una bellota de pequeño y ahora es un roble”. No se sabe si es pecar de ingenuidad o de optimismo irracional, pero… ¿qué nos despierta el contacto con la naturaleza? Quizá desde la infancia sepamos de forma instintiva, casi atávica, que formamos un todo, que es una cuestión de supervivencia cuidarnos la piel, la nuestra, y esa piel roturada de una tierra que un día nos volverá a absorber.

El libro de Juan Andés y las fantásticas ilustraciones de
Rocío Silva ampliadas.

Continuará…

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