Y no es una forma de hablar. Quizá las personas, no, o
todavía no nos estemos ahogando. Pero si pensamos que cada año se estima que llegan
al océano entre 9 y 13 millones de toneladas de residuos plásticos, que los
animales marinos –desde una medusa, pasando por tortugas y llegando a un gran
atún- son incapaces de distinguir entre alimento y los minúsculos pedazos de
plástico en que quedan transformados los restos, por ejemplo, de un bastoncillo
de los oídos eliminado por el retrete (en lugar de depositarlo en el cubo de la
basura) o esa pajita sin la que pareciera que la especie humana no hubiera
evolucionado en su deglución, o que las aves marinas pueden llegar a acumular hasta un 8% de su peso corporal en plástico… ¿os sigue
pareciendo una expresión exagerada?
Hoy os hablo de esto porque el pasado jueves tuvimos nuestra
cuarta y última reunión del Seminario de Escuelas para la Sostenibilidad. Si
miráis el calendario y buscáis la efeméride ambiental de ese día, comprobaréis
que el 17 de mayo es el Día Mundial del Reciclaje, y si echasteis un vistazo a
la prensa quizá os topasteis con este artículo de provocador título.
Y no es para menos…
El plástico –en realidad, existen muchos tipos con
diferentes características- es uno de los materiales que más tarda en degradarse
en la naturaleza. En este proceso, lo habitual es que vaya fragmentándose en
trocitos cada vez más diminutos que, además de resultar indistinguibles para la
mayoría de organismos de lo que sería su alimento, van acumulando sustancias
tóxicas. Además, por mucho que nos insistan en las bondades del reciclaje, lo
cierto es que la inmensa mayoría del plástico no se recicla porque técnica o
económicamente no es viable así que, aun en el mejor de los casos en que
colaboremos en su recogida selectiva, no pensemos ni por un momento que pasará
por un circuito casi perfecto como el del vidrio.
Por todos estos motivos, cada vez más voces, tanto desde el
ámbito científico como del activista, están pidiendo una regulación más
estricta, como la prohibición de productos desechables, ya sabéis, pajitas,
vasos, botellas… Un paso para darle visibilidad a este enorme problema es
celebrar el próximo 5 de junio, el Día Mundial del Medio Ambiente, bajo el
eslogan #SinContaminaciónPorPlásticos: si
seguís este hastag, seguro que encontráis mucha más información y, sobre todo,
ideas para poner en práctica.
Por nuestra parte, en el Seminario del pasado jueves
decidimos dos cosas: que la Confint Provincial que celebraremos en Paredes de
Nava sea un evento ‘sin plásticos’, con lo que familias y escolares tendrán que
plantearse un tentempié y un almuerzo diferentes para esa jornada; y que,
igualmente, el resto de docentes y escolares que estaréis ese día en las aulas aprovechéis para darle visibilidad a la sostenibilidad –como eje transversal en el
que estáis trabajando en el centro- y de paso, os las ingeniéis para convertir
la jornada en una celebración de vuestra ‘ruptura’ con el
plástico. Y si, además, ¿luego nos lo contáis?
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