miércoles, 7 de febrero de 2018

Esto lo cambia todo…


El otro día estuvo por Valladolid Jorge Riechmann, uno de los filósofos y ensayistas más interesantes en el ámbito de la ecología política. La charla nos dejó, como dirían nuestras abuelas, con los pies fríos y la cabeza caliente. Su intención era, más que perfilar, abrir el debate a posibles soluciones que tuvieran en cuenta el ‘suelo’ social, es decir, unas condiciones de vida dignas para toda la población, y el actual ‘techo’ ambiental, o sea, los límites que nos marca un planeta finito, de cuyo deterioro el cambio climático sería solo el síntoma más global y llamativo, aunque no el único.

Claro que, cuando abres tu exposición reconociendo que no traes soluciones, se extienden las caras de sorpresa en la sala. En realidad, lo que quería transmitir era la dificultad de encontrar una varita mágica para hacer frente a los actuales retos socioambientales, si seguimos pensando dentro de los mismos marcos culturales porque, como resume el libro de Naomi Klein cuyo título he plagiado para esta entrada, el cambio climático lo cambia todo. O lo que es lo mismo, tenemos que dar un salto para pensar en cómo producimos bienes y servicios que garanticen una vida digna pero que, a la vez, impliquen nuevas formas de relacionarnos, entre humanos, y entre humanos y naturaleza.

Estos cambios de paradigma son muy complicados, pero me dio por pensar que quizá esas soluciones, que ahora nos cuesta hasta imaginar, se están empezando a pergeñar en las cabezas de los y las escolares que participan en esta red. Hay colegios que están investigando el uso de bienes indispensables para la vida, como el agua o la energía, centros escolares que han empezado a analizar cómo se mueven, otros que siguen buscando soluciones a los residuos que generan, quienes trabajan en su huerto escolar o se plantean cómo se relacionan y sienten en su patio.

Me incorporo a esta red en un momento en que muchas cosas están cambiando. Falta apenas un mes para el 8 de marzo, una cita que este año tiene un carácter muy especial, porque se ha planteado como una huelga, pero no al uso, sino una manera de visibilizar cómo vivimos y nos relacionamos y, a partir de ahí, provocar la necesidad de cambiar. ¿Cómo sería un día en que la mitad del mundo no produjera o no consumiera? ¿Y cómo sería la vida si quienes la cuidan dejaran de hacerlo?

Y quiero pensar que cuando los y las escolares que hoy participan de la red sean personas adultas tomando sus propias decisiones, opten por poner la vida en el centro, con austeridad material y generosidad personal: su vida, las otras vidas, la vida en la Tierra…

PD: Tomaos la primera entrada de esta nueva etapa a modo de presentación personal, pero que nadie se me asuste. El protagonismo de este blog no lo tienen mis inquietudes, aunque me parecía bien hilarlas con el espíritu del programa, sino cada uno de los centros educativos que componéis la red de ‘Escuelas para la Sostenibilidad’.

2 comentarios:

  1. Bienvenida Esther !! y gracias por tu carta de presentación.
    Es muy bueno que nos permitas vislumbrar el fondo de tu personalidad, y es mejor saber de la estupenda calidad del mismo.
    Intuyo que vamos a estar muy bien acompañados!! Gracias

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  2. Muchas gracias, Bea,
    Yo también vislumbro la buena compañía en la que voy a estar ;-)
    Un abrazo!!!

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